EL PRINCIPE

Alfonso Dávila Grijalva, Ph. D.


Se trata de un curso virtual a distancia, realista y pragmático, escrito para el joven e inexperto Lorenzo de Médici, gobernante de Florencia. Italia era un laboratorio de pequeñas ciudades-estado donde se ensayaba el sistema republicano y la gobernabilidad. Lorenzo recibió el poder por obra y gracia de la fortuna.

Su autor Nicolás Maquiavelo, vió en el ascenso al poder de Lorenzo, la oportunidad para volver a su puesto de Secretario de Estado, del que fuera despojado en 1513, a raíz de la muerte del Papa Rodrigo Borgia. Lorenzo llegaba tarde a sus lecciones de política. No leyó el libro, no repuso en su cargo a Nicolás, ni tampoco su gobierno logró conquista alguna. Catalina de Médici que sí lo leyó, fue una de las reinas más exitosas de Francia. "El Príncipe" ha inspirado a Kissenger, Clinton, Reagan, Juan Pablo II, Churchill, Roosevelt, Galo Plaza, Isidro Ayora, Camilo Ponce, Rodrigo Borja (el ecuatoriano) y otros, cuyos nombres la historia no recuerda, porque colocaron el bien de la República como el supremo objetivo, delito que los llevó al infierno.

Esta premisa nos lleva a otro tema: cómo se consigue el poder y cómo se lo administra. Maquiavelo recomienda que el aprendiz escoja a los más sabios y realistas como consejeros, les escuche atentamente, y en el momento de la verdad, asuma su responsabilidad y tome las decisiones pragmáticas por sí mismo. Hay que desconfiar de los hombres y de los ríos. Así como los ríos se desbordan y son incontenibles en el momento de la furia, así mismo en tiempo de paz y tranquilidad hay que someterlos para prevenir el futuro.

En 1513 Giovanni de Medici se convirtió en el Papa León X y Maquiavelo fue confinado a la quinta de la familia. Una especie de prisión domiciliaria. Aprovecha el tiempo para escribir los "Discursos", donde encontramos las cualidades del príncipe moderno: disciplina, autocontrol, imagen. Examina sus debilidades, desarrolla su pensamiento estratégico y cultiva sus relaciones como artista del mundo. "Parece ser" lo que "debe ser" aunque sus actuaciones sean resultado de cuidadosos cálculos. La nación es el resultado de buenas leyes y buenas armas, pero tener una república y buenas leyes, no es posible sin buenas armas. Su teoría militar del ejército profesional conformado por ciudadanos patriotas educados y no por mercenarios, y un gobierno donde los intereses de la nación están por encima de los intereses de la familia, son los dos ejes estratégicos.

Hoy día a Maquiavelo le va muy bien. Propietario de marca de un excelente vino, trabaja a destajo en la Casa Blanca y es el conferencista de moda en las universidades de la nobleza. Sus páginas todavía huelen a azufre: "Señor presidente, mantenga su propia opinión, recuerde que está en el negocio del espectáculo, nunca se salga de su papel y por lo que más quiera, nunca baile sobre la tarima. No mire al cielo en busca de recompensa".