Patricio Francisco Oliva Cajas 

Septiembre, 2004

 

Introducción.-

La excelente iniciativa de Jaime Redín, de la cual estamos todos enterados, me ha comprometido para redactar este compendio de vida familiar y profesional, en el cual pretendo sintetizar las principales actividades desarrolladas, después de nuestra común graduación como bachilleres, con el único objetivo de compartir con todos el proceso de situación personal vivido, en el transcurso de estos años, que ya son muchos y, así mismo, y sobre todo, conocer la historia de quienes se adhieran a este registro, ojalá sean todos, para compartir así mismo, a través del recuerdo, la amistad que nació en esa fabulosa etapa de transición que inició en la niñez y avanzó hasta la adolescencia - madurez, y que nos marcó para toda la existencia.

Relato.-

Ingresé a la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y me gradué de Ingeniero Civil, lo cual me permitió trabajar desde estudiante en el Ministerio de Obras Públicas, luego en una empresa privada y finalmente en el sector eléctrico, al cual estoy ligado desde hace 30 años.

Obtuve dos diplomados, en los años 80, en temas ambientales en España, lo cual viabilizó que me vincule al área eléctrica en esa especialización, en el Instituto Ecuatoriano de Electrificación, INECEL, y que ejerza actualmente la Jefatura de la Unidad de Gestión Ambiental del Consejo Nacional de Electricidad, CONELEC.

Paralelamente fui profesor principal de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE, durante 25 años, de los cuales me desempeñé como Sub Decano 4 años. Las materias que dicté fueron: Hidrología de Aguas Superficiales, Prácticas de Topografía I y II, y Trazado de Carreteras. Debo comentar que fue un desafío importante convertirme en docente y a la vez una sorprendente y gratísima experiencia, compensada con reconocimientos continuos de parte de todos mis ex alumnos con quienes me he cruzado en el camino de la actividad profesional.

Adicionalmente me vinculé, al mismo tiempo, a la gestión gremial, durante 10 años, primero en calidad de Vocal Principal del Directorio del Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha, CICP, elegido en votaciones directas, sistema de dignidades. Me desempeñé como Presidente del Centro de Actualización de Conocimientos del CICP, y luego como Director del mismo. Finalmente fui elegido, por 2 años, en 1996, durante el XIV Congreso Nacional Ordinario del gremio, Secretario Ejecutivo del Colegio de Ingenieros Civiles del Ecuador, CICE.

El deporte fue connatural en mi existencia, especialmente el fútbol, que lo practiqué desde que tengo uso de razón y que por coincidencias felices de la vida lo jugué a nivel profesional, mientras estudié en la PUCE, durante 5 años, habiendo llegado a conseguir el título de campeón de ascenso a profesional y de profesional, en la modalidad de entonces, década de los 60, con el equipo de la Universidad Católica. En las Instituciones para las cuales laboré, integré equipos de indor fútbol, habiendo obtenido campeonatos y distinciones de goleador, siempre alineé de delantero. 

Es pertinente resaltar, como experiencia personal, que ese corto lapso de tiempo durante el cual practiqué el fútbol profesional, me abrió puertas de popularidad, hasta hoy día, situación que no ocurrió en los casi 40 años de ejercicio de la ingeniería, practicada desde cuando fui estudiante.   

El otro deporte que practiqué fue el ascensionismo, que lo inicié en el Colegio, como lo recordarán algunos y que lo continué como Montañero del San Gabriel, luego de graduado de bachiller, debiendo destacar el haber llegado a los 6310 msnm, la máxima cumbre del Chimborazo. Dejé de ascender en 1974 cuando mi esposa me lo “prohibió”, luego del fatal accidente sufrido en el Cayambe en abril de ese año, cuando una avalancha sepultó a quienes conformaban la cordada de ascenso, los ex San Gabriel, Médicos, Carlos Oléas y César Ruales y el Chef francés Josphe Berger, la cual quizás hubiera conformado, sino hubiera coincidencialmente salido del país.         

Actualmente, desde hace 4 años juego ecuavoley, todos los sábados y hago gimnasia todos los días.

El mayor logro de mi vida ha sido mi matrimonio realizado el 30 de enero de 1971,  con Margarita Serrano Laso, con quien hemos formado a 4 maravillosos hijos, sus nombres son: Margarita, Santiago, Lorena, Xavier. Margarita Ing. Comercial y CPA, casada. Santiago Arquitecto, casado. Lorena Licenciada en Administración de Empresas e Ing. Comercial, soltera. Xavier, soltero, a media carrera universitaria, siguiendo los pasos de las hermanas y también en la PUCE, como todos. “Nota: aún no tengo edad para ser abuelo. Les envidio a los que ya son.”

Conclusión.-

A manera de conclusión y como párrafo final de esta breve reseña, he creído pertinente dedicarlo a reflexionar sobre avatares con los que hemos luchado, durante los últimos 43 años, amarguras importantes relacionadas especialmente con lo irremediable, sufridas internamente, por la muerte de compañeros de colegio, de amigos, de familiares; todos o casi todos hemos lamentado profundamente la partida, en unos casos prematura, en otros esperada de nuestros padres, esposas, algunos de un hijo, circunstancia ante la cual me declaro impotente de opinar y sobre la misma solo cabe manifestar nuestra fraternal condolencia, que hubiéramos deseado expresarla a tiempo y personalmente, en todos los casos. 

A propósito del tema planteado cabe reseñar que, en mi caso particular, sufrí el prematuro fallecimiento de mi madre por enfermedad y mi padre también por enfermedad, pasada la tercera edad, muchos años hace.

Un episodio familiar que nos marcó profundamente, hace 10 años, fue la operación de un tumor cerebral maligno a mi esposa, intervención quirúrgica que nos la devolvió a la vida y sobre la cual agradecemos a Dios y a la Dolorosa diariamente, considerando lo afortunados que fuimos al contar con ese milagro divino y con el apoyo moral y material de, especialmente, el grupo organizado de compañeros del Colegio.